Siempre que alguien me oye por primera vez expresar mi entusiasmo por la hipnosis y mi dedicación profesional a ayudar a las personas con esta maravillosa técnica, me preguntan dos cosas. La primera es si lo que se ve en la tele de hipnosis es cierto. A esto ni me molesto en contestar.
Lo segundo que quieren saber es si se puede dejar de fumar con hipnosis. Aquí la respuesta no es tan sencilla. Para responder, tendría que explicar que la hipnosis es siempre autohipnosis, y por tanto sólo se puede inducir en el subconsciente aquello que la persona desea. Además, dejar de fumar para muchos fumadores supone dejar varios vacíos que son difíciles de llenar o reemplazar.
Por ello, para poder dejar de fumar lo primero es desearlo realmente, y tomar la decisión de manera honesta y profunda.
En segundo lugar hay que tener claro qué espacios, tiempos y necesidades llenaba el tabaco. Por ello hay que modificar los momentos asociados al mismo, las comidas, las bebidas o las compañías, al menos temporalmente.
En tercer lugar está el pequeño mono fisiológico y psicológico. En realidad las molestias suelen ser mínimas, y derivan más del miedo a no poder o al sufrimiento imaginado. Es una especie de trampa mental, asociada a la percepción de pérdida de control o falta de confianza en sí mismo (me resulta curioso oír cómo la gente suele aducir falta de voluntad, incluso cuando con pocas preguntas constatan que tienen o han tenido una enorme voluntad en otros asuntos familiares, laborales o de diversos logros personales…)
En cuarto lugar está la ansiedad y el miedo que genera el solo pensamiento de dejarlo. Para ello hay que buscar el modo de minimizar ambos. Potenciar la autoconfianza y adquirir herramientas para la gestión del estrés es imprescindible.
Por último (por supuesto no en este orden, sólo estoy exponiéndolo) está la motivación. La salud, la longevidad, el bienestar, poder rendir más en el deporte o en el sexo, oler bien, gustarse más, saborear y apreciar mejor la comida y otras. La única condición es que sean motivos intrínsecos y propios. Pretender dejar de fumar “porque me lo ha pedido mi pareja o mi hija” no suele funcionar por mucho tiempo, aunque es totalmente respetable.
Después de leer todo esto, probablemente la conclusión sea que para dejar de fumar se basta uno mismo/a.
Cierto.
Y felicitaciones a quien lo logre por sus medios. La hipnosis no es para estas personas.
Pero como en tantas situaciones, a veces necesitamos apoyo para cosas que necesitamos y nos cuesta lograr o mantener. Aquí la hipnosis puede ayudar. Mediante hipnosis y otras técnicas asociadas como Pnl, se puede potenciar todo lo explicado anteriormente:
Potenciar la motivación;
Ayudar a desearlo realmente, tomar la decisión de manera honesta y convencida.
Guiar para evitar o modificar los momentos asociados al tabaco.
Gestionar la pérdida de control o la falta de confianza
Gestionar la ansiedad y el miedo asociados
Prevenir la ansiedad por comer y el temor a engordar
Coaching para instaurar nuevos hábitos saludables
Siempre que se den todas estas premisas, la hipnosis y técnicas de coach asociadas son una herramienta para dejar de fumar en 2 o 3 sesiones, que rinde muy buenos resultados a corto y largo plazo.
Es labor del profesional valorar si la persona que lo demanda cumple con las condiciones apuntadas, y en caso contrario ser honesto para derivarle a otro tipo de terapia acorde con su perfil. El problema es que a menudo no se valora lo antedicho, desprestigiando así a los profesionales de verdad y a la hipnosis en sí.